quinta-feira, 22 de setembro de 2011

II

Se han aliado con la vaca, pero la vaca no se da por aludida. La vaca y el mono, los dos animales sagrados más insolentes. Hay vacas en Calcuta por todos lados. Cruzan las calles, se atraviesan en una vereda y la hacen intransitable; defecan ante el automóvil del Virrey, examinan las tiendas, amenazan el ascensor, se instalan en el descanso de la escalera, y si el hindú fuera comible ya se lo habrían comido. En su indiferencia por el mundo externo,también es superior al hindú. Visiblemente, no busca explicaciones, ni verdades en el mundo externo. Maya, todo eso. Maya, este mundo. Eso no cuenta. Y para comer un simple puñado de hierba, necesitan más de siete horas para meditarlo.

Michaux